
Reimpresión del original, primera publicación en 1877.
La presente tesis doctoral es un estudio musicológico detallado de la cultura musical en la principal institución religiosa de una villa castellana. En la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid), pese al tamaño relativamente pequeño de la localidad, no sólo existió una capilla de música estable, sino que también ha sobrevivido un amplia riqueza de material, consistente en varios cientos de partituras y diferentes tipos de fuentes de archivo En la primera parte se establecen los métodos y objetivos del trabajo, situándolo en el contexto general de la investigación de la historia de la música religiosa en España durante el período elegido. Se describe el contexto socio- cultural e histórico, así como el patrimonio artístico de la villa. También se reconstruye la organización y base de financiación de la capilla de música, realizando un listado de sus integrantes.
Obra de referencia dedicada a las principales figuras de las distintas ramas de la investigación histórica en España, con mención de los aspectos biográficos, académicos y bibliográficos más importantes de su carrera.
Sonidos negros estudia el flamenco y las representaciones dancísticas que desembocan en el flamenco a través de un marco teórico nuevo para la flamencología: «critical race theory», o el análisis historiográfico y crítico de las conceptualizaciones de la raza. Basado en las lecturas de Frederick Douglass, Du Bois, Frantz Fanon, Toni Morrison, Robert Farris Thompson, Brenda Dixon Gottschild, Stuart Hall, Saidiya Hartman, Jayna Brown, Stefano Harney y Fred Moten, Sonidos negros convive con el concepto de DuBois de «duplicidad», que ya de por sí es un concepto muy español, enfocado en las discrepancias entre la subjetividad y la objetivación, la mirada desde dentro y desde fuera.
Se presentan en esta obra una serie de estudios sobre el teatro lírico español entre 1868 y 1925, una época enmarcada entre dos fechas significativas, no solo para la historia, sino también para la música en España, que comienza con la revolución La Gloriosa, coincidente con el establecimiento de los Bufos de Francisco Arderíus, etapa crucial en nuestro teatro lírico, y concluye con la instauración de la Dictadura de Primo de Rivera, el mismo año en que se cierra el Teatro Real por problemas estructurales en el edificio, que no volverá a utilizarse como teatro de la ópera hasta 1997. Los trabajos que aquí se reúnen proceden de dos líneas de investigación, la musicología y la filología, necesariamente complementarias para la comprensión del teatro lírico, tanto por lo que concierne a la partitura como al texto literario. Como complemento imprescindible, uno de los estudios analiza la evolución de la escenografía del drama musical español durante el siglo XIX. El volumen se vertebra en tres capítulos: el primero, “Hacia una poética del género grande”, reúne los trabajos que se ocupan de los aspectos esenciales para abordar una definición de los...
Una de las razones de la elección de este tema fue la firme convicción de que la música española del siglo XIX, excepto algunas zarzuelas (género tal vez mal comprendido, para nuestra desgracia), es una desconocida dentro y fuera de nuestras fronteras. Probablemente harán falta varios años de investigaciones exhaustivas y una seria tarea de difusión, para que la comunidad internacional suscriba la convicción que profesamos algunos musicólogos españoles: que es necesario superar el agravio comparativo entre la música que en España se escribía y consumía, y la que se hacía en el resto de Europa, puesto que la historia de la música europea no es sólo la de los países alemanes y ciertos cenáculos parisinos, o la de la ópera en Italia, sino una realidad mucho más compleja y, en algunos lugares, muy próxima a la nuestra. Por eso es muy positiva la publicación de estas disertaciones, perfectamente documentadas, que confirman dos hechos relevantes: la existencia de verdaderos tesoros musicales, y la huella de una actividad musical extraordinaria, en manos no sólo de profesionales, sino también de aficionados que encontraban en la música un modo de vida, una...
Esta obra es imprescindible por la cantidad ingente de nuevos datos que ofrece para la comprensión del cante, el toque y el baile jondo en su contexto histórico. Pero también por lo novedoso de su enfoque: en ella se pone de manifiesto que el flamenco es una evolución de los cantos y bailes nacionales y de palillos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. También aporta la hipótesis, completamente novedosa, de que los bailes boleros y la hoy llamada Escuela Bolera son géneros distintos, tanto en lo cronológico como en el repertorio y la estética. Muestra los hechos flamencos en su entorno estético, social y político y, por vez primera, se dan las claves para una comprensión de la danza española como un solo género: los bailes flamencos, en su dimensión escénica, se presentan como una evolución de las danzas tradicionales hispanas, resolviendo, de esta manera, el cisma que desde hace décadas imperaba en la historia de la danza española.
Ninguna definición de la literatura de cordel es tan acertada y descriptiva como la que encierran las palabras de Unamuno al decir que: ... Aquellos pliegos encerraban la flor de la fantasía popular y de la historia. los había de historia sagrada (...), de epopeyas medievales, de libros de caballerías, de hazañas de bandidos (...) Eran el sedimento poética de los siglos, que después de haber nutrido los cantos y relatos que han consolado de la vida a tantas generaciones, rodando de boda en oído y de oído en boca, contados al amor de la lumbre, viven, por ministerio de los ciegos callejeros, en la fantasía, siempre verde, del pueblo.
Tres eran las principales teorías de la música que corrían con algún crédito en el siglo XVIII: la del matemático Euler, la de Tartini y la de Rameau, expuesta y corregida por D’Alambert […]. Ninguna de ellas satisface a Eximeno. […] No quiere aceptar, por ejemplo, que el lenguaje se componga de signos arbitrarios, ni que le hayan inventado los hombres mediante una especie de convenio. Su buen sentido triunfa de las consecuencias absurdas. […] El hombre, pues, siempre que se encuentra en condiciones de hablar, habla por instinto. El instinto le sugiere las inflexiones de voz más adecuadas a su intento. Comenzó a cantar como cantan los pájaros, por puro instinto. Este instinto siempre se desenvuelve en virtud de las impresiones particulares. […] La Prosodia es el verdadero origen de la Música. […] Aplica a la historia artística el mismo criterio que su paisano el P. Andrés a la historia literaria. Como él, toma en cuenta, para apreciar la cultura estética de un país, el clima, el temperamento, el estado político y social, los juegos públicos, las costumbres. Y al mismo tiempo va enlazando la historia de la Música con la de la Poesía. […] Las...
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